BUZOS DE SAL / 3

Sé que no es
este pequeño cuarto lo que dicen,
que nadie hay encerrado tras sus muros,
y me late a presencia
en los rincones.

Que no es ésa
su boca y su madero, ni mi calor
el que se curva sobre su partida,
cada vez que muero
entre sus besos.

Que ellos tampoco son
siquiera
lo que nombran, los que no ven
que la palabra fuego no te quema,
que la palabra espada
no te mata.

Porque no hay
en este abrazo nadie,
ningún dador
de amor, o sueños,
o dolores,
que pueda sostenerse
ni siquiera un instante.