Esta vacía tarde de domingo
me tiene a maltraer,
me trae a mal tener relaciones conmigo,
y no encuentro en donde reclinar la cabeza.
Incluso élla,
que de buenas siempre me tuvo,
hoy, no quiere ni siquiera escucharme
y hecha un ovillito de lana,
se duerme al lado mío,
se duerme descaradamente,
como echando un manto de olvido
sobre mis viejos versos.
Entonces, con la boca
llena de palabras alzadas,
me quedo así, en el aire,
manoteando nada,
con un profundo pozo en el alma
y un terrible peso entre ambos ojos,
me quedo así, prácticamente muerto,
muerto me quedo, así,
muertito.