BUZOS DE SAL / 7

A la vuelta de todas las sorpresas,
te sorprende de nuevo la mañana
con su arribo tan inesperado,
con su inocente aire de llegar,
vaya a saber uno, de dónde.

Te sorprende de nuevo
y, sin embargo, te detienes
a juntar mezquindades,
a contar
cuantas veces son una
estas dos manos.

Entonces, la dulce primavera
no es tal cosa,
y los objetos muertos,
como blancos sepulcros inexistentes,
se apilan a cada lado
de tu puerta entreabierta,
para cerrarte el paso
a cada paso.

Suéltame! te digo suavemente,
pero tú no me escuchas,
y te detienes otra vez más
para guardarme,
como un recuerdo,
en el bolsillo grande de tu corazón.
Quédate allí, no te detengas!,
te digo tiernamente.

A la vuelta de todos los caminos
hay uno, que nunca fue pisado,
que nunca fue camino,
allí nos encontraremos cuando estemos alegres,
cuando ya no nos detengamos
a recoger más nada.